Hola a la concurrencia. Otra de esas épocas de estrés profesional me ha tenido ocupadillo. De ahí mi cuasi-nula aportación al blog.
En mi defensa, decir que los pequeños ratitos libres los he dedicado en exclusiva al grupo, así que chitón (puede que le dedique próximamente un minipost a eso).
Pero vamos a centrarnos antes de que se me acuse de no seguir una linea coherente en la escritura.
Cuando, hablando de cine, sale el nombre de Emir Kusturika, lo normal es que se produzca un silencio de esos incómodos para que alguien de los interlocutores cambie de tema o en su defecto dé alguna pista de lo quién se está hablando. Pero suponiendo que todos conozcan al cineasta, que ya es bastante raro, entonces el silencio suele aparecer para adecuar el pensamiento a una respuesta políticamente correcta que no atente directamente en contra de la opinión de los demás. O por lo menos no mucho. En mi caso, sin ser de los que lo defiende a capa y espada, reconozco que su forma de crear me pone. Disfruto su peculiar visión de situaciones algo forzadas para la gran pantalla, pero que seguramente ocurran en la realidad más a menudo de lo que cabría esperar.
Lo que ocurre con todo eso, es que cuando imaginas a la gran industria del celuloide encargando a tipos tan particulares como éste, la dirección de películas que actualmente son de culto, el choque puede resultar demasiado fuerte. No sé cuánto tendría de divertido un Star Wars o Indy Jones dirigido por Emir, pero me he encontrado esta interpretación libre del inicio de Matrix (siguiendo su estética, ambientación sonora y forma de dirección) y sinceramente, me he partido la caja. No creo que se alejara mucho de la verdadera.
La pena es que no tenga algún que otro minutillo más, pero… es lo que hay.
'For those who want more than Hollywood'. Ni mil palabras más.
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