Contraprogramación Rosa

En un mundillo televisivo tan asquerosamente depresivo por la calidad de la emisión, la sobresaturación de la parrilla a base de programas del mal llamado 'corazón' y más certero de 'las vísceras', el carroñeo con el que se trata la vida de las personas, sean o no autorizadas por ellas mismas, me resulta repulsivo. Sé que hay muchos más con ese sentimiento y me entenderán cuando digo que: Soy TWilly y soy de los damnificados por el hecho de no poder decidir lo que puedo o no ver en cada momento' (TODOS A CORO: Hola, TWilly).

Supongo que en este punto, habrá algún 'adelantao' de los lectores que saltará diciendo eso de 'porque no quieres, porque el mando tiene un botón de apagado' y bla, bla, bla.
Eso puede ser por tres razones convertidas en conjuntos con zonas de unión entre ellas:

  1. La persona sea el 'enterao' de la reunión. Para este caso no hay arreglo, y en todos los grupos existe uno, así que… bienvenido y te aguantaremos porque… en este mundo 'tié que haber de tó'
  2. Esa persona es muy joven. En este caso todavía no conoce lo que es ser social-políticamente correcto y por ello es perdonable. Cualquiera con unos añitos ya, sabe que en casa de los familiares políticos, incluso en la propia con la pareja, no se tiene un control total sobre EL botón. Hay que hacer una especie de acuerdo tripartito (familia, pareja y uno mismo) sobre el horario y uso equitativo de las imágenes que va a disparar la caja tonta.
  3. Es un dictador. Este tipo de personas, ni lo aguantamos ni lo queremos en las cercanías, así que… 'jopo'

El caso es que por esa razón y para no quedar como antisocial, uno aun a su pesar, tiene que ingerir, por goteo cansino, programas que para el resumen diario de acciones buenas y malas, no queda más remedio que posicionarlas entre las últimas. Eso sí, después de rezar las cuatro esquinitas.
Reconozco que me saca de quicio tantos gritos con vena a punto de estallar, improperios, modos de bajos fondos y destrozos de la imagen de cualquier persona a diestro y siniestro. Eso sí, con distinto baremo en función de si es amigo de uno o no, o incluso si ha dado la última exclusiva en una cadena u otra.
Siempre mi cabeza se desconecta relativamente, todo lo que los gritos te dejan, y empieza a darle vueltas a la mejor forma de 'escaqueo' sin dar mucho el cante. O por lo menos cómo entretenerse con cualquier otra cosa sin moverse del sitio.

Por todo ello, y después del asedio patético-informativo de toooodas las cadenas a raíz del nacimiento de 'la tercera persona en la sucesión al trono' (oh ah, qué interés)(sobretodo en un mundo en el que ser segundo ya ni siquiera tiene interés), se me vienen a la cabeza unas cuantas formas de mostrar las vergüenzas de estos programas basura.
Perdón, perdón, perdón, he escrito que cubrieron el acontecimiento todas las cadenas y no es cierto: la Sexta no lo hizo. Olé. Esta televisión 'digitalperomenos', cada día gana más mi atención. Demasiadas pequeñas delicias, fáciles y rápidas de ver, no exentas de calidad: Prison Break (pena que sea en español), Futurama, Padre de Familia, Mi nombre es Earl… etc

Bueno, pues a lo que iba: la repulsión hacia esos programas me evocan otras formas de rechazo a ellos desde la reflexión más o menos mordaz:

  1. En primer lugar, una canción de Vanexxa llamada 'Superguay'. Chica Subterfuge (como casi todo lo decente en este país) con parecido razonable mediante la mezcolanza de Cristina Rosenvinge (¿alguien se acuerda? joer, se parece hasta físicamente. 'Enamorao' estaba yo de Cris, pero cada vez que intentaba que me gustaran sus composiciones… ) y la Mala Rodriguez (¿video?).
  2. Como segunda propuesta, una de humor: 'Sé lo que hicisteis…'. Otra vez la Sexta. Programa que se ríe descarada y normalmente con sarcasmo (y a veces sólo con ironía. Pocas, la verdad) de todo este mundillo. Ojo, se ríe y lo que es más importante: HACE REIR (con mayúsculas). Y es que Ángel Martín y Patricia Conde lo bordan cuando están juntos. El respeto por sus compañeros está fuera de lugar, pero… al fin y al cabo se lo merecen. Quien a hierro mata…
  3. Por último, y lo dejo más como propuesta para los que tengan los derechos de emisión (Cuatro o la Sexta fijo): Dirt es una serie de once capítulos (y que por su final va a ser difícil que siga), sobre el entorno de una editora que rige dos revistas simultáneamente. Una de estilo elegante y otra más bien chabacano y morboso. Que cada uno les ponga nombre. El papel protagonista, que no el mejor, se lo lleva (por ser productora junto con su marido) la Mónica de Friends (Courtney Cox). Narra desde la ficción, (por si), de todo lo vivido con este tipo de prensa en el momento en que se empezaba a hacerse famosa. A la historia, que por ahora no atrae mucho, se le añade un fotógrafo esquizofrénico genial. Merece la pena ver la serie sólo por él. Pero tranquilos que tiene buenos guiones que incluyen personalidades tan dispares como el madurito salido baboseando por lolitas, mafias negras, niña tonta convertida en trepa y un cameo de (Rachel) Jennifer Aniston (con morreo incluido entre ellas) en el último capítulo … Pero sobre todo: Don Konkey (el fotógrafo)

Propongo contraprogramar las noches de los viernes o sábados con esta serie. Porque excepto la cabeza cortada conservada en formol (muy de Futurama eso, si), todo lo demás estoy seguro que ocurre en la realidad.
PD: Como seguramente se carguen a Don en su versión española, os dejo una dirección donde bajarse la serie original (hacer una búsqueda por 'dirt' para mayor comodidad) y un sitio maravilloso de subtítulos

Disfrutad, y perdón por la extensión

2 thoughts on “Contraprogramación Rosa

  1. ozymandias says:

    Supongo que en este punto, habrá algún ‘adelantao’ de los lectores que saltará diciendo eso de ‘porque no quieres, porque el mando tiene un botón de apagado’ y bla, bla, bla.

    En realidad, no es así. Las cadenas de televisión privadas emiten sus porquerías porque el Gobierno les concede una Licencia para emitir. Esa licencia, es un documento público por el que utilizan soportes públicos para forrarse sin contemplaciones a costa de la salud mental de los españolitos.

    O sea.

  2. SlowBurn says:

    el carroñeo con el que se trata la vida de las personas, sean o no autorizadas por ellas mismas, me resulta repulsivo

    Francamente yo hace muucho tiempo que no miro la tele, salvo las cadenas del Imagenio que me dá la gana (aunque aún con el invento este a veces me siento como aquella inolvidable canción de Sprinsteen, «57 Channels»… & nothing on.» Pero bueno, más o menos es soportable y a veces canales como el Historia me ayudan a conciliar el sueño. De la cuatro para abajo tengo un sistema en el mando que me arrea una descarga eléctrica si intento, por ejemplo, poner la primera o telainco.
    Sin embargo, las veces que aterrizo por casa de mi madre, invariablemente tengo que atragantarme con algún programejo de esos mientras como algo aunque no tenga hambre (¡ay máma!). En una de esas tuve la desgracia de ver al hijo de Carmen Ordóñez, («Carmina la Divina») en una entrevista. Aquello me llevó al punto de la náusea. Yo soy totalmente incorrecto desde muchos puntos de vista, incluido el político. Así que sin poderlo soportar cogí el plato de carne en salsa con papas y me las piré a la terraza a comermelo viendo a Romo pelearse con la gata lo cual me pareció mucho más edificante que ver a un hijo hablar de su madre MUERTA y entrando al trapo del despelleje y consintiéndo en su presencia comentarios y ponderaciones del más deplorable jaez sobre élla. No sé cuánto tiempo lleva esa persona muerta, pero coño, ¿es que no la van a dejar descansar en paz nunca?.. La verdad que esto me hace sentirme regular porque uno se pregunta qué tipo de sociedad es en la que vivimos que alimenta y consiente espectáculos tan indignos como este.

    Las cadenas de televisión privadas emiten sus porquerías porque el Gobierno les concede una Licencia para emitir. Esa licencia, es un documento público por el que utilizan soportes públicos para forrarse sin contemplaciones

    El Gobierno les concede una Licencia… Y como no usando soportes públicos, poderoso caballero es Don Dinero y con la Iglesia hemos topado, Sancho, amigo… ¡Qué vergüenza!

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